
Prioridades. Busqué en mi diccionario cual era su definición y no se asemejo mucho a lo que yo entiendo de ella, por Internet me aparecieron muchas cosas relacionadas con política y con el medio ambiente, y la verdad no es lo que buscaba. Empiezo a sospechar que estoy equivocada con mi definición de prioridad, y en este caso prioridades vitales.
Para mí PRIORIDADES son aquellas cosas que creemos necesarias e irreemplazables (en determinado momento, como todas las cosas humanas se encuentran en constante movimiento y susceptibles a ser modificadas), y VITALES es sobreentendible: aquellas cosas que precisamos para vivir, o por lo menos, así lo sentimos.
Siempre me costó definir mis prioridades vitales, y generalmente porque, en mí, jugaba un papel muy importante la impresión personal que iba a dejar en los otros. (Tal tiene que estar en mi lista porque sino me va a dejar de hablar, ella tiene un lindo pelo así que tiene que estar, a ella no la soporto pero es buena en Lengua, tal vez exagero pero algo así creo que era, no por interesada ni por conveniencia, pero siempre quise estar preparada para cualquier cosa y por ello necesitaba de todos y de todo).
Así viví la mayoría de mis años, cosa que no me parece mal, pero empezó a cambiar hace exactamente cinco meses, o tal vez antes, pero notablemente en esta fecha.
Al principio la rutina me obligó a desprenderme de una de mis prioridades, de mis amigas, casi a la fuerza hizo que yo aprendiera a vivir sin ellas y que buscara refugio en algún otro lado o persona. ¿El refugio? MI CASA. No es que me convertí en la persona mas solitaria y sin amigas en la faz de la tierra. Nada que ver. Por alguna extraña razón siempre tuve amigos en mundos diferentes, y ante la pérdida de alguno siempre tuve quien me consuele. Pero esta vez, teniendo en cuenta experiencias anteriores, preferí rodearme de soledad y superar la situación yo sola. Sí, soy orgullosa e independiente. Creí que no necesitaba a nadie.
Además, me habían reclamado el hecho de que si me peleo con alguien corro a los brazos de otros, y no lo hago por usar a determinados, sólo que en los momentos de crisis me siento desprotegida. Pero esta vez opté, como ya dije, por un refugio más físico y no tan abstracto: mi casa. La rutina de la cual era protagonista en ese entonces, también me hizo partícipe de una verdad de la cual quería escapar, estoy creciendo y MAMÁ Y PAPÁ ya no son los de antes. De alguna manera los rechazo pero pido a gritos silenciosos que me sigan consintiendo como a los tres años. Sí, señores, soy caprichosa. Quiero ser grande pero cuando oscurece llamo a mi papá a que me vaya a buscar porque no quiero volver sola de noche, le digo a mi mamá que le escriba una nota a tal profesora diciendo que me sentí mal porque falte el día que había que entregar un TP (aunque ya no hago eso, pero lo hice mas de una vez), necesito la aprobación de ella para vestirme de tal manera, no porque depende de su Sí, porque aunque me diga que no le gusta yo me visto a mi gusto, pero preciso esa pregunta ¿Cómo me queda, Má?, y así puedo contar intermiables anécdotas y manías personales.
Ignoraba que nada se soluciona tan fácil, que no podía vivir encerrada en mi casa, por mas que lo intentara. Mi rutina me cansaba y me obligaba a idear algún proyecto que no sea estar en el colegio, ir a inglés los martes por la tarde y el resto del tiempo encerrada en mi pieza.
Ahí descubrí mi primer prioridad, bah.. no descubrí, sino reafirmé, porque nunca dudé de que fueran vitales para mí: MI FAMILIA. Únicos e imperfectos, pero al fin y al cabo hoy vivo gracias a ellos, y les debo más de lo que le debo a cualquier otra persona. Empecé a visitar mas a mis tías, ir a la casa mi madrina después de la escuela, a pasar más tiempo con mis hermanas, a compartir secretos, a ir a tomar mates a la casa de mi abuela y quedarme hasta la madrugada. Me sentía como retrocediendo a mi infancia.
Pero otra vez ignoraba que lo fácil sólo hace feliz a muy pocos. Quería más.
Vino casi por casualidad mi segunda prioridad, Anabella, Jeanette y Florencia. Tres compañeras de curso a quienes hoy considero Amigas confidentes e íntimas.
Pasamos por muchas, lo sé. Fui egoísta e infantil en muchas oportunidades, callé más veces de las que debía, pero siempre estuvieron ahí, y creo que yo también siempre estuve para ellas. Por absurdo que parezca, no me siento yo sin ellas, por más de que viva reprochando cosas, les debo más de lo que saben.
Mi tercera y última prioridad apareció hace años pero sólo hoy soy consiente de ello. Es la persona que me hizo dar cuenta de que si existen las segundas oportunidades (terceras y cuartas también...). Mi equilibrio interior, mi paz externa.
Hoy en día todo (o casi todo) gira al rededor de estas seis letras: "C"; "A"; "R"; "L"; "O"; "S". Me es imposible explicarlo de la misma manera que las anteriores personas nombradas. Así que sólo me limito a escribir su nombre: Carlos, Carli, Charlie.
Actualmente, estas son mis tres prioridades: MI FAMILIA, ANI, FLOR, JANÉ Y CHARLIE. Sí, no necesito de nada ni de nadie más a pesar de que por momentos sentía de que dependía de todo y de todos para respirar, para vivir.
Si están ellos juro que no necesito de nada, ni programas de TV, ni revistas, ir al cine, comida y café. NADA, todo pasa a segundo plano.
No sé por qué hoy me sentí necesitada de escribirlo, no como una necesidad vital, pero si como una necesidad a la que puedo rehusarme pero de la cual puedo gozar. Supongo que no lo van a leer, creo que esa es la razón por la cual lo escribo. Un defecto: trato de aparentar que puedo sola. Lo descubrí hace poco y gracias ellas tres (mis tres prioridades) me dí cuenta que no. Es difícil aceptarlo, pero creo que ya lo asumí. O por lo menos ya no me niego tanto a recibir ayuda.
Elijo terminar acá esta confesión, comienzan a rondar por mi cabeza, mi preconsciente o mi memoria nombres de personas, perdón a ellos. Por alguna causa los recuerdo, pero por otra aún más fuerte e importante no los nombro.
PD: Aunque si pudiera darme algún gusto, a los que estoy acostumbrada, elegiría además de mis prioridades a algún que otro libro, que me ayude cuando me siento sola.